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Guanajuato, una ciudad llena de historia y tradición, alberga uno de los tesoros más preciados de su patrimonio: la Presa de la Olla. Este emblemático lugar no solo ha sido vital para el abastecimiento de agua de la ciudad, sino que también se ha convertido en el corazón de las celebraciones culturales, conocidas como las Fiestas de San Juan y Presa de la Olla.
La historia de la Presa de la Olla se remonta al 3 de julio de 1741, cuando el Alcalde Mayor Don Juan Jiménez propuso su construcción para combatir la escasez de agua en la región. Este proyecto fue aprobado rápidamente por el Cabildo, reconociendo su incalculable utilidad para los habitantes de Guanajuato. La construcción se llevó a cabo en el Rancho de la Olla, y en 1747, la presa captó agua por primera vez, aunque aún no estaba completamente terminada. Finalmente, en 1749, la obra se completó, gracias a la financiación del primer Marqués de la mina de San Juan de Rayas, Vicente Manuel de Sardaneta y Legaspi, quien cubrió la mitad de los gastos.
Con el tiempo, la Presa de la Olla no solo se mantuvo funcional, sino que también se embelleció y mejoró. En 1795, el intendente Juan Antonio de Riaño, maravillado por la belleza del lugar, propuso la creación del Paseo de la Presa, un camino que conectaba la ciudad con la presa, y se construyeron dos puentes, San Juan y Santa Victoria, en honor a él y su esposa.
En 1832, D. Marcelino Rocha sugirió el entubamiento de las aguas, un proyecto que comenzó en 1849 y culminó con la ampliación de la cortina de la presa en 1852, lo que permitió a los ciudadanos pasear a pie o en carruajes. Posteriormente, en 1867, se edificó el puente Santa Paula y se instalaron faros para iluminar a los paseantes nocturnos. Además, en 1845, se levantó una torre cuadrangular a un costo de $451.00, utilizada por los clavadistas durante las festividades.
La liberación del agua de la presa, que inicialmente tenía el objetivo de limpiar el caudal, se convirtió en una celebración con la llegada de las lluvias. En julio de 1847, bajo el gobierno del Lic. Lorenzo Arellano, se celebró por primera vez la apertura de la Presa de la Olla. Desde entonces, el primer lunes de julio, las compuertas se abren al compás del Vals Sobre las Olas de Juventino Rosas, mientras las autoridades dan la señal con un pañuelo blanco.
Las Fiestas de San Juan: Patrimonio Cultural
El 24 de junio de 2013, el Gobernador de Guanajuato, Miguel Márquez Márquez, declaró las Fiestas de San Juan y Presa de la Olla como Patrimonio Cultural Intangible del Estado de Guanajuato. Este decreto busca rescatar y preservar las tradiciones históricas, culturales y sociales de la ciudad.
El Enigmático Faro de la Presa
Cerca de la Presa de la Olla se encuentra un faro, cuya historia está envuelta en misterio y leyendas. Una versión sugiere que fue construido para orientar a las tripulaciones aéreas; otra, que fue un esfuerzo del municipio para guiar a los arrieros. La más popular, sin embargo, cuenta que un marinero originario de Guanajuato, nostálgico del mar, construyó el faro con ayuda de albañiles porque desde las montañas el paisaje le recordaba las olas del océano.
La Presa de la Olla abasteció a Guanajuato durante el siglo XIX hasta que la ciudad comenzó a recibir agua de la Presa de la Esperanza. A lo largo de los años, se ha convertido en un espacio recreativo, rodeado de majestuosas mansiones victorianas construidas por las familias más prósperas del Bajío, quienes solían pasear alrededor de la presa.
La Presa de la Olla no solo es una maravilla de la ingeniería y un testimonio del ingenio humano, sino también el epicentro de las festividades que unen a la comunidad de Guanajuato en una celebración de su rica historia y vibrante cultura. La próxima vez que visites esta encantadora ciudad, asegúrate de experimentar la magia de la Presa de la Olla y ser parte de una tradición que ha perdurado por siglos, llenando de vida y color cada rincón de Guanajuato.
