San Miguel de Allende está de fiesta. Este mes, el icónico reloj público, que ha acompañado a generaciones con su incesante tic-tac desde 1900, celebra 125 años de funcionamiento. Ubicado en el corazón del Centro Histórico, este símbolo ha sido testigo silencioso de la evolución de la ciudad, marcando momentos clave en la vida de los sanmiguelenses.
Para honrar su legado y garantizar su operatividad por muchos años más, el Gobierno Municipal, encabezado por el Lic. Mauricio Trejo Pureco, ha iniciado un proceso de mantenimiento integral. La tarea ha sido encomendada al maestro relojero Daniel Vázquez, cuya familia ha custodiado la torre del reloj por 45 años, preservando cada engranaje con meticuloso cuidado.
El mecanismo del reloj es completamente manual, lo que lo convierte en una verdadera obra de arte de la relojería tradicional. Cada semana debe dársele cuerda y cada tres años se lleva a cabo una revisión general. Además, sus campanas están afinadas con precisión para interpretar un repertorio único: la nota Re cada hora y Sol-La en los cuartos, un detalle artesanal que ha enriquecido la identidad sonora de la ciudad desde hace más de un siglo.
Un descanso necesario
A partir de mañana, los habitantes de San Miguel notarán un silencio inusual en el Centro Histórico. Durante aproximadamente un mes, el reloj dejará de marcar el tiempo mientras se realizan labores de conservación profunda. Si bien su ausencia será momentánea, su renovación asegurará que continúe siendo un guardián del tiempo para las futuras generaciones.
Este mantenimiento ocurre en un momento clave para la preservación del patrimonio de la ciudad. Expertos, como el historiador José Manuel Gómez en su estudio San Miguel y sus tradiciones (2022), han señalado la importancia de conservar elementos históricos que forman parte de la identidad local. Asimismo, investigaciones del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) han resaltado la relevancia de estos relojes públicos como testigos de la historia urbana (INAH, 2023).
Muy pronto, los habitantes y visitantes podrán escuchar nuevamente su armonioso sonido y contemplar el centenario reloj en todo su esplendor. Mientras tanto, la ciudad lo deja descansar para que, como siempre, siga marcando la historia.