La ciudad de Guanajuato, conocida por su rica historia y vibrante cultura, es el escenario de una exposición que captura la esencia de la tradición y la innovación artística. En el Museo de arte Primer Depósito, se presenta la obra “Los Jerónimos” de Javier Hernández, conocido artísticamente como Capelo, un arquitecto convertido en un influyente benefactor y promotor cultural. Esta exposición no es solo una muestra de arte; es un viaje a través del tiempo y la espiritualidad.
La exposción “Los Jerónimos” nos sumerge en una atmósfera bizantina, donde la figura central es San Jerónimo, el erudito romano que renunció a su vida de intelectual imperial para buscar un significado más profundo en el Medio Oriente. La obra refleja la travesía de San Jerónimo a Belén y Jerusalén, lugares donde buscó la esencia del conocimiento trascendente, viviendo como un habitante del desierto y aprendiendo hebreo para traducir la vida de Cristo y los textos sagrados judíos al latín.
Capelo, con su obra, nos invita a un encuentro pictórico que es también arqueológico, explorando las raíces de la pintura cristiana arcaica y su conexión estética con la promesa de resurrección. La influencia del arte bizantino y griego es palpable, así como la inspiración de las Cuevas de Capadocia y las Catacumbas de Santa Priscila, que representan las primeras prácticas visuales del cristianismo.
San Jerónimo se presenta en un trono místico geométrico, simbolizando su dominio de las gramáticas de tres idiomas y su papel en la elaboración de una nueva Biblia destinada a todos. Se le muestra como el Escribano de los renovados rollos del Mar Muerto, un puente entre culturas y épocas.
La trayectoria de Capelo es igualmente fascinante. Desde su formación como arquitecto en la Universidad de Guanajuato hasta su rol como educador y su incursión en la alfarería, su vida refleja un compromiso con la cultura y las artes. Su taller de alfarería, fundado en 1979, es un testimonio de su dedicación y pasión por la artesanía y la expresión artística.
La exposición “Los Jerónimos” del Maestro Capelo es una oportunidad única para experimentar la fusión de la historia, la fe y el arte. Es una invitación a reflexionar sobre la influencia del pasado en el presente y la capacidad del arte para trascender fronteras y unir a las personas en la apreciación de la belleza y la espiritualidad. Si se encuentra en Guanajuato, no deje pasar la oportunidad de sumergirse en esta experiencia artística y cultural.
Los Jerónimos
(El Escribano)
Estando de visita en el Museo del Prado con el maestro Capelo, notamos la fertilidad, variedad y profundidad del motivo pictórico de la imagen de San Jerónimo.
El espectador es inmerso por estas obras en una atmósfera del personaje erudito, ermitaño, patriarca – imágenes pintadas por los maestros Giotto, Cimabue, van Eyck, Dürer, da Vinci, Caravaggio, Bosch, Rubens, de Ribera, de La Tour, El Greco y Rembrandt van Rijn, que construyen al Escribano.
El ESCRIBANO
El Traductor, impaciente y temperamental, contemporáneo de los sabios San Agustín y San Ambrosio, ofrenda el trabajo de su vida para traducir la inconmensurable verdad cristiana en un documento que pueda ser leído y entendido por la mayor cantidad de personas a través de los tiempos y acceder a la Divinidad Cristiana DE EL LIBRO – LA BIBLIA.
En esta obra pictórica del tríptico Los Jerónimos por Capelo, se muestra en una atmósfera Bizantina. San Jerónimo – el romano – que decide abandonar el poder del intelectual Imperial y se integra al Medio Oriente. Él concurre a las fuentes en Belén y Jerusalén, pues la obligación del traductor es llegar al significado actual del conocimiento más trascendente. Jerónimo habita a la usanza del desierto. Él habla, lee hebreo con los judíos y Rabinos para reportar en latín vivo la vida de Cristo y su origen judío de Israel, encapsulado en la Torá.
Capelo comparte al hallazgo en estos Jerónimos a un encuentro pictórico arqueológico, en el ejercicio de la pintura arcaica cristiana derivada estéticamente de la promesa de resurrección de Al Fayum – de los retratos que servirán de pasaporte a la eternidad – hermanados en el arte Bizantino y Griego de la vida eterna. Las Cuevas de Capadocia y las Catacumbas de Santa Priscila son arquetipos concurrentes de las primeras prácticas visuales del cristianismo, icónicas de los timbres y la memoria que vive en el paisaje natural y cultural vernáculo.
El misterio pictórico creado por el maestro Capelo en las imágenes de estos Jerónimos, lo muestran en una conexión sosegada entre los textos que bajan de la Divinidad de la bóveda celeste, paisaje del Medio Oriente de Capadocia, con el alto Éufrates como frontera este antes de doblar al sur, para alimentar Mesopotamia. El reto es desarrollar esta obra con ingenuidad arcaica – como el origen cristiano practicado en las Catumbas y Capadocia; Paisajes de Jericó, las Cuevas de Belén y el Huerto de los Olivos.
En la obra San Jerónimo se encuentra en un trono místico geométrico imaginario, ejerciendo las gramáticas de tres idiomas, elaborando la nueva Biblia que será para todos; San Jerónimo es el Escribano de los renovados rollos del Mar Muerto, es convertido en Rabino para tocar los sagrados escritos de los que saldrá la nueva biblia que ampliará la geografía cristiana, La Gran Comisión.
Jerónimo Ortiz Cabrera.