Llegué a este parque, una mañana que estudiaba para un exámen que tenía en el trabajo; fresco, húmedo, solitario, tranquilo.
No he visto más de 5 personas a la vez desde que llegué; es un excelente lugar para escaparse con un bue libro, acompañados de una taza de café o té, o de un cuaderno y lápiz. Cualquier excusa es excelente para visitar este placentero lugar.
HISTORIA DEL PARQUE
Al terminar la primera mitad del siglo XIX la zona de la Presa de la Olla y los lugares cercanos a ella se hallaban poco poblados; de hecho, la ciudad terminaba a la altura de la hacienda de San Agustín. En 1864 comenzaron a construirse las primeras casas de campo y pronto el paraje se convirtió en un hermoso paseo, que se inauguró en julio de 1847. Cerca de ahí se encuentran en la actualidad los jardines Las Embajadoras y Madero.
A mediados de 1894 principiaron los trabajos para introducir y distribuir la energía eléctrica del Jardín de la Unión a la presa. Después, en 1902, el jardín que se encontraba al pie de la Presa de la Olla recibió oficialmente el nombre de parque Florencio Antillón, como un homenaje a su constructor.
El Paseo de la Presa de la Olla es uno de los barrios más atractivos de la ciudad; sobre esta calzada apreciarás todavía las construcciones de casas particulares en las que predomina la arquitectura afrancesada de la época. En el parque destacan las bellas y sobrias columnas de cantera que delimitan cada uno de los accesos, así como la distribución simétrica de sus andadores y jardines.
En el centro del parque se ubica un kiosco de forma octagonal acabado principalmente de madera con basamento de piedra tallada. Este último espacio ha servido como escenario para las representaciones teatrales durante el Festival Internacional Cervantino. También puede observarse una fuente circular de medianas dimensiones, en la que sobresalen las hojas grabadas en el bronce que bordean su brocal.
Existe una gran variedad de árboles: eucaliptos, fresnos, tabachines, jacarandas, truenos y bugambilias, entre otros.
FLORENCIO ANTILLON
Florencio Antillón Moreno nació el 22 de febrero de 1830 en la Ciudad de Guanajuato. Dos días después fue llevado a bautizar: “Num. 88. En la Santa Iglesia Parroquial de la Ciudad de Guanajuato a veinte y cinco de febrero de mil ochocientos treinta el Br. D. Ramón Aguirre bautizó solemnemente, puso Óleo, Crisma y por nombre Francisco Florencio a un infante ciudadano de tres días. Fue su madrina Guadalupe Álvarez de esta vecindad a quien advirtió su obligación y parentesco: y por que conste lo firmé. Rubrica. Contreras”1. En su acta de matrimonio Francisco Florencio aparece registrado como hijo natural de Don Manuel Antillón y de Doña Josefa Moreno2. Su padre fue un militar destacado entre la sociedad, quien tenía parentesco con Domingo Antillón, otro distinguido personaje que a finales del siglo XVIII formó parte de la Legión Mixta del Príncipe en Guanajuato, un cuerpo militar de elite formado por el visitador Gálvez en 1767. Inicios En 1867, al mando del general Escobedo las tropas republicanas derrotaron en Querétaro a Maximiliano. El 19 de julio del mismo año lo fusilaron en el cerro de las campanas.