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Las grandes mujeres del muralismo en México

10 febrero, 2020

Una mujer con el rostro suplicante es arrastrada de los cabellos por un hombre que a la vez destruye un libro en el aire. Mientras el cuerpo de la mujer es tirado enérgicamente, otro hombre, cuyo rostro es imposible de ver por el gran sombrero que porta, la golpea con la cantonera de un rifle. El acto es observado por un trío de niños que se resguardan detrás de un muro, incluso uno parece esconder su rostro ante la imposibilidad de concebir este acto de violencia. 

La escena forma parte del mural Atentado a las maestras rurales, pintado en 1936 y ubicado en el Centro Escolar Revolución, localizado al sur del Centro Histórico de la Ciudad de México; se trata de una obra elaborada por Aurora Reyes, considerada la primera mujer muralista de nuestro país. Las obras murales en México realizadas por mujeres son bastas; sin embargo, poco se ha hablado de ello, pues el muralismo en nuestro país tiene una identidad marcada por la influencia e impacto del trabajo de quienes son considerados “Los tres grandes del muralismo”: Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco

Sin embargo, más allá de esa narrativa existe una diversa obra de mujeres mexicanas y extranjeras que formaron parte de un movimiento de artistas que transformaron de manera radical el arte público en México durante el siglo XX y que en sus obras reflejaron la preocupación social que marcó la época y la generación de creadores a la que pertenecieron. 

Rina Lazo (1923-2019) 

Originaria de Guatemala y fallecida recientemente, esta pintora arribó a México en 1946 tras ganar una beca para estudiar pintura en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda. La llegada de Lazo a México se dio cuando el muralismo ya estaba convertido en una de las actividades culturales más importantes del país. Fue asistente de Diego Rivera, con quien trabajó en el icónico mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central. Rivera se convertiría en maestro de Lazo, y ésta en una pieza destacada del muralismo mexicano.  

Algunas de sus obras murales son El agua, origen de la vida sobre la tierra (1951), ubicada en el Cárcamo de Dolores en Chapultepec; La universidad, la familia y el deporte en México (1952), plasmada en el Estadio Olímpico Universitario; El pueblo en demanda de salud (1953), localizado en el del Hospital La Raza; y La gloriosa victoria (1954) en el Palacio Nacional de la Cultura de Guatemala. 

Elena Huerta (1908-1997) 

Esta artista es autora del que es considerado el mural más grande hecho por una mujer en México, se trata de un trabajo de 450 metros cuadrados ubicado en Saltillo, Coahuila, estado en el que se encuentra la mayor parte de su obra. Sus murales se encuentran en la Escuela Superior de Agricultura Antonio Narro, el Instituto de Ciencias y Artes de Saltillo y en el Centro Cultural Vito Alessio Robles.  

Hermanas Marion y Grace Greenwood 

En la década de 1920 comenzaron a llegar a México artistas de diferentes naciones atraídos por la noticia de que en nuestro país se había gestado un importante movimiento artístico con contenido social; es decir, el muralismo mexicano. Entre esos artistas se encuentran las hermanas Marion y Grace Greenwood, originarias de Brooklyn, Estados Unidos. Ambas estudiaron en la Art Students League de Nueva York y en la Académie Colarossi en París. 

El acercamiento de Marion Greenwood con el muralismo se dio a través de Pablo O’Higgins, quien le enseñó la técnica del fresco; a continuación, ella misma transmitió estos aprendizajes a su hermana Grace. El primer mural que realizó Marion fue Mercado en Taxco (1933), ubicado en el Hotel Taxqueño, en Guerrero. Posteriormente se trasladó a Morelia, donde realizó diversas comisiones y Grace se desempeñó como su asistente. 

En Morelia pintaron Hombre y máquina, ubicado en el Museo Regional Michoacano, y Paisaje y economía de Michoacán, ubicado en el Colegio de San Nicolás. Asimismo, en el Mercado Abelardo L. Rodríguez de la Ciudad de México, Grace Greenwood pintó la obra La minería (1935); mientras que Marion Greenwood plasmó Los alimentos y su distribución por el canal de la Viga (1935) y La industrialización del campo (1935); a su vez ambas realizaron el mural Trabajadores de todos los países, uníos (1935). 

Las obras plasmadas por estas mujeres hacían referencia a la lucha de las clases sociales, la lucha obrera, el anticolonialismo y la libertad de expresión. 

Electa Arenal (1935-1969) 

Además de poeta y escultora, esta artista mexicana se desempeñó hábilmente en la obra mural monumental; recibió formación en esta expresión artística con su madre, Elena Huerta, a quien asistió en los frescos de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro, en Coahuila; también colaboró con Diego Rivera en los murales exteriores del Estadio Olímpico de Ciudad Universitaria. Más tarde formó parte del Taller Escuela Siqueiros y participó en la realización de los murales del Polyforum Cultural Siqueiros y de la Sala de la Revolución del Museo Nacional de Historia. 

Algunas de sus obras más famosas se encuentran en Cuba, a donde viajó motivada por los ideales de la Revolución Cubana; destacan Canto a la Revolución (1962), Átomos y niños (1963), Revolución Cubana (1965), Infancia (1963), Maternidad (1964) y Palomas (1965). Murió a finales de la década de 1960 al caer de un andamio mientras asistía al muralista David Alfaro Siqueiros en la realización de un mural. 

Valetta Swann (1904-1973) 

Fue una pintora y escultora inglesa que se asentó en México, donde desarrolló una prolífica obra, logrando montar diversas exposiciones individuales incluso en el Palacio de Bellas Artes. Sus trabajos representaban escenas de la vida rural, el campo, las tradiciones y la cotidianidad de las mujeres. Algunas de sus obras murales son Sinfonía cósmica (1960) y Las delicias (1964), esta segunda creada para el Museo Nacional de Antropología. 

Fanny Rabel (1922-2008) 

Esta artista de origen polaco se desarrolló en la pintura de caballete, el grabado, la escenografía y la pintura mural. Fue discípula de Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y Frida Kahlo. Estudió en La Esmeralda y formó parte de Los Fridos. Su obra se alejó de los temas políticos y se centró en cuestiones de emotividad. Algunas de sus obras son Alfabetización (1952), ubicada originalmente en Coyoacán y actualmente desaparecida, y Sobrevivencia de un pueblo por su espíritu (1957) localizada en el Centro Deportivo Israelita de la Ciudad de México. 

Aurora Reyes (1908-1985) 

Es considerada la primera mujer muralista de México; además fue una escritora, activista política y maestra. Originaria de Chihuahua, migró a Ciudad de México, donde ingresó a la Escuela Nacional Preparatoria, institución en la que desarrolló una gran amistad con Frida Kahlo. 

Más tarde estudió en la Academia de San Carlos, donde desarrolló sus habilidades artísticas; no obstante, Reyes fue una gran autodidacta. Sus pinturas se enfocaron en resaltar los problemas de los desprotegidos y desarrolló su estilo en el retrato, mostrando predilección por los rostros femeninos. 

El primer mural que pintó Aurora Reyes se encuentra en el Centro Escolar Revolución y es titulado Atentado a las maestras rurales (1936), en el que reflejaban algunas de las preocupaciones de Reyes, como la educación y la lucha por mejorar las condiciones laborales de las mujeres trabajadoras.

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